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DEPREDADOR


La columna del querido Alberto Moreno hoy dedicada al gran goleador uruguayo Manteca MartĂ­nez...IMPERDIBLE. 

Alguna vez le preguntĂł un periodista: “¿QuĂ© cara ponen los defensores cuando te ven con pelota dominada en el área?” Y nuestro homenajeado contestĂł: “No los miro, sĂłlo pienso en meterla”.

Pensar que al tipo en su Montevideo natal le decĂ­an Pásula, que no quiere decir otra cosa que gorriĂłn. El fĂ­sico esmirriado, las patitas flacas y la porra de pelo bajo la que parecĂ­a ocultarse justificaban el apodo. Claro, asĂ­ de endeble como podĂ­a parecer, cuando entraba a la cancha se convertĂ­a en un asesino serial del área. EmpezĂł a inflar sus primeras redes en el campito que quedaba a dos cuadras de su casa, y en las canchitas del colegio San Miguel. Entre sus obligaciones escolares y su rol de monaguillo, el botija tenĂ­a su pasiĂłn muy clara: a Ă©l le gustaba jugar a la pelota. EmpezĂł a formarse en las infantiles de Vesubio Centella pero además de talento tuvo suerte, porque su papá entrenaba la cuarta de Defensor y Ă©l lo acompañaba para patear al costado de la cancha. No tardĂł en quedar en las inferiores, y claro-con marcas como sus 49 goles en un año cuando estaba en 5ta divisiĂłn- su debut en Primera llegĂł más temprano que tarde:  fue en 1986, con 17 años de edad. Era el más gurĂ­ del plantel pero su poder goleador hizo que quedase como el 9 del equipo. Y al año de debutar en Primera se consagrĂł campeĂłn con el club violeta, el segundo de los cuatro tĂ­tulos logrados por el cuadro de Punta Carretas en su historia. En 1990 jugarĂ­a por los octavos de final de la Copa Libertadores frente a riBer, con la 9 en la espalda y un futuro ex Boca como compañero: Marcelo Tejera.  En esos partidos empezarĂ­a a tomarle el gustito a la cosa y le marcarĂ­a un gol de palomita a las plumas. 

Sus 41 goles en Defensor lo llevaron a Peñarol en 1991, donde era mirado de reojo al principio. Claro, alcanzĂł la victoria frente a Nacional con gol suyo para torcer las simpatĂ­as mirasoles.  AllĂ­ integrĂł la delantera junto a otro futuro jugador xeneize, Gabriel CedrĂ©s. Aunque no logrĂł tĂ­tulos, marcĂł 20 tantos con los que consiguiĂł la atenciĂłn de un compatriota que dirigĂ­a en la Argentina. El Maestro Tabárez lo pidiĂł expresamente para su Boca, donde necesitaba alguien para reemplazar a Alfredito Graciani. AsĂ­, en silencio, siendo un desconocido para la mayorĂ­a del pĂşblico xeneize, su arribo a Boca a mediados de 1992 pareciĂł una nueva apuesta del Maestro Tabárez por un compatriota, tras el fallido paso de Palito Morales.  Pero no era el caso, el Maestro sabĂ­a muy bien a quiĂ©n habĂ­a traĂ­do. DebutĂł el 9 de agosto de 1992 en un 0-0 ante MandiyĂş y tras su gol iniciático ante Huracán el 13 de septiembre (en el que ya mostrĂł muchas de sus virtudes goleadoras), no parĂł más. A puro gol, Sergio Daniel MartĂ­nez, el Pásula, empezĂł a convertirse en el Manteca, un insaciable depredador del área.

Dueño de un olfato descomunal, con una frialdad increĂ­ble para enfrentar a los arqueros y con definiciones de manual siempre listas para inflar redes. Siempre con todos los sentidos enfocados, les hizo goles de todos los colores a todos los equipos argentinos. Contra los grandes aparecĂ­a seguido: 8 goles a Indesingente (7 oficiales y 1 amistoso), 7 a Rasin (6 oficiales y 1 amistoso), 5 a riBer (4 oficiales y 1 amistoso) y 3 a San Lamento (2 oficiales y 1 amistoso). Vital para romper la racha de 12 años sin tĂ­tulos locales, logrĂł el celebradĂ­simo Apertura ’92 en el que marcĂł goles claves como los tantos a riBer, Rasin y Platense. TambiĂ©n obtuvo la Copa de Oro en el ’93, ediciĂłn en la que le convirtiĂł por duplicado al San Pablo (inolvidable gol de oro en tiempo extra en Brasil). No ganĂł la cantidad de campeonatos que su dimensiĂłn de jugador hubiera merecido. Pero se sabe, en un deporte de equipo eso muchas veces tiene que ver con coyunturas que no guardan relaciĂłn con la calidad de un jugador. MetiĂł 86 goles en 167 partidos –97 en 208 si contamos amistosos-; fue dos veces goleador del fĂştbol argentino, una en el Apertura ‘93 y otra en el Clausura ’97; y está  11° entre los máximos anotadores de la historia xeneize. Ese promedio hubiera sido todavĂ­a mucho mejor si Bilardo –apenas jugĂł 14 partidos, aunque marcĂł 6 goles-  y Veira –jugĂł 16 partidos e hizo 16 goles, inentendible- no lo hubieran relegado en 96/97. Se despidiĂł de la azul y oro el 30 de agosto de 1997, en un 2-2 contra Platense en el que, para variar, marcĂł un gol. HabĂ­a sido el máximo artillero del Clausura en el que marcĂł 15 goles en 15 partidos, pero no fue suficiente para el Bambino y el Manteca terminĂł emigrando al Deportivo La Coruña a fines de ese año. Se retirĂł en Nacional de Montevideo en el año 2001 –siendo bicampeĂłn con el Bolso- donde marcĂł 32 goles. Con la Celeste jugĂł 34 partidos y metiĂł 14 goles, además de salir campeĂłn de la Copa AmĂ©rica 1995, marcando el penal decisivo en la final frente a Brasil. Un goleador fantástico, inolvidable, hecho a la medida de Boca. ¡Feliz cumpleaños Manteca!

Por Alberto Moreno para "Boca es Nuestro"

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El equipo está conformado por Ana Bonissone en la conducciĂłn, Eduardo Eliaschev, Claudio Giardino y Fernando Burruso en el estudio,  y columnistas que cubren las principales actividades de nuestro Club como MartĂ­n Marzolini en básquet, Vanesa Raschella en futbol femenino, MartĂ­n Herrera en fĂştbol profesional, Jacqueline Vezzosi en divisiones inferiores fĂştbol masculino, Mariano Revertido en el polideportivo, y el invalorable aporte de Alberto Moreno recordándonos de dĂłnde venimos en cada hecho histĂłrico de nuestro Club. Con la producciĂłn general de Leo Zallio, Gabriel MartinIvan Ludueña Daniel Lubel, y Maximiliano Catanzano en diseño y gráfica.
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