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El primer trago: La Copa Libertadores del 77



Les dejamos el corte del primer tramo y del programa de anoche (audio y texto), dedicado a la historia de aquella primera Copa Libertadores que consiguió Boca Juniors de la mano del Toto Lorenzo y su equipo, y que fueron los primeros de una historia que continúa y que tanta gloria le dieron a nuestro Boca. 

El primer trago. Por el profe Alberto Moreno para Boca es Nuestro



    Boca fue el primer equipo argentino en darle pelota a la Libertadores y así en 1963, en su primera participación, llegó a la final donde cayó derrotado por el Santos de Pelé. Sin embargo, había sido el primer club argentino en llegar a una final de Copa desde el nacimiento de la competencia. Hubo que esperar 14 años para poder acceder otra vez a esa instancia. En el medio, Racing, Independiente y Estudiantes se habían quedado con el trofeo, mientras riBer le debía a la Copa su mote de "gallinas" gracias a las finales perdidas en 1966 y 1976. El Puma Armando estaba obsesionado con la Copa, que se le había quedado atragantada desde 1963. Quería ganarla antes que riBer y eso fue lo que le encomendó al Toto, quien venía de bicampeonar a nivel local en 1976.

    Y el Toto -que no solo cumplía, también dignificaba- puso manos a la obra. El grupo que le tocó a Boca era complicadito, para decirlo suavemente: Peñarol, Defensor Sporting y riBer. Pero la cosa arrancó fenómeno con un triunfo ante las plumas en el Templo. Diluvio en La Bombonera, el visitante metido atrás aguantando a un Boca que dominaba pero no la podía meter. Hasta que Lonardi lo volteó en el área a Felman a los 88'. Le entró Robertito Mouzo, pegó en el palo, de ahí en la espalda del Pato Fillol, y le quedó de vuelta a Mouzo, que la mandó a guardar. Un médico a la derecha, por favor. Con ese triunfo clave en el bolsillo, entró en acción el relojito made in Lorenzo. Impenetrable atrás gracias a las gestiones del Loco, el Tano, Panchito, Roberto, el Conejo y el Chapa. El Chino para pensar en el medio, Marito para meter estiletazos, el Ruso alternando para morder y jugar, el Toti desparramando clase e inteligencia, y el Heber y Felman para matarte a puro pique. Sportivo Ganar Siempre te hacía un gol, bajaba la cortina y a otra cosa. Preguntarle a Sporting (0-0 allá y 2-0 acá), o a Peñarol (sendas victorias 1-0). Con la clasificación en el bolsillo y sin goles en contra, el 0-0 en el Freezer fue un trámite: Boca a semis, riBer afuera.

    En aquel entonces, las semifinales se jugaban en grupos de tres equipos. A Boca le tocaron Libertad de Paraguay y el Deportivo Cali de Bilardo, equipo chivo del momento. El pase a la final le debe mucho a los dos triunfos 1-0 frente a los paraguayos (la victoria en Asunción, con una joya al ángulo de Marito Zanabria), porque contra el Cali iba a ser áspero. El primer partido, en el Pascual Guerrero, estuvo complicado. Fue el primero en el que Boca recibió un gol en toda la Copa, y pudo empatar gracias a un zapatazo increíble de Panchito Sá, que vi por TV, en blanco y negro, con mi abuelo. La revancha en La Bombonera no fue más fácil: otro 1-1 luchado. Otra vez Boca arrancó perdiendo, pero lo empató Mouzo, y Boca llegó a la final. Una vez más, como había ocurrido antes y cómo volvería a ocurrir, a Boca lo esperaba un equipo brasileño. ¡Y qué equipo! Cruzeiro, campeón de la edición anterior frente a los hijos. Un cuadro temible, sin dudas. Pero un buen padre debe educar a sus hijos, así que nos pusimos en funciones para enseñarles cómo se hace.

    La primera final, en el Templo y ante una multitud como pocas veces se vio, arrancó de manera inmejorable. Boca era una tromba. A los 4' nomás ya desbordó Felman y tiró el centro pasado que le cayó al Heber. Mastrángelo le pegó mal, mordido, y su remate salió al punto del penal, donde le cayó al Toti, que la mandó a guardar. Boca se propuso liquidar las cosas en casa, pero dilapidó una situación detrás de otra y el asunto quedó en un magro 1-0. La nota negra fue la lesión de Panchito Sa, reemplazado por Tesare. La visita al Mineirao suponía otra actitud del Cruzeiro, y así fue. Los brasileños salieron con todo a llevarse por delante a Boca. Pero el equipo del Toto se defendía bien, con inteligencia, mientras buscaba acertar una contra. Hasta que a 13 del final y del empate que nos daba la Copa, Nelinho metió un tiro libre de otro planeta y mandó las cosas a un tercer partido.
   
El bueno, la finalísima, se pautó para el 13 de septiembre, en el Centenario de Montevideo, pero tuvo que postergarse para el día siguiente por la lluvia. Gatti; Pernía, Tesare, Mouzo, Tarantini; Benítez, Suñé, Zanabria; Mastrángelo, Veglio, Felman, fueron los once que eligió el Toto. El Xeneize salió con camiseta blanca, ya que a colores similares había que cambiar casaca y el Cruzeiro ganó el sorteo. El partido, en el barro, salió a pedir de Boca: trabadito y con dominio bostero. Pero nuevamente Boca pagó su falta de gol, no pudo plasmar su dominio en la red y, tras el alargue, hubo que ir a penales.

    Arrancó Robertito y casi nos morimos todos: su tiro dio en el palo. A Román gracias, el arquero se adelantó y el árbitro hizo repetir. Gol. Fueron Darcy Menezes, Tesare, Neca, Zanabria, Moraes, Pernía, Livio y Felman. La embocaron todos. Era una cosa de locos. En realidad no, todavía faltaba para que fuese de Loco... El quinto penal de la serie le tocó a Vanderley, un zurdo finoli. Gatti, recientemente recuperado de una operación en la rodilla y jugando al límite de sus posibilidades, se tiró hacia su izquierda en una atajada epopéyica, de esas que valen un título. O una Copa en este caso. La primera, que desató la locura, el delirio absoluto en los al menos 30.000 Xeneizes que cruzaron el charco para ver una nueva hazaña en azul y oro y hacer que por unas horas, Montevideo pareciera La Boca.

El equipo está conformado por Ana Bonissone en la conducción, Eduardo Eliaschev, Claudio Giardino y Fernando Burruso en el estudio,  y columnistas que cubren las principales actividades de nuestro Club como Martín Marzolini en básquet, Vanesa Raschella en futbol femenino, Martín Herrera en fútbol profesional, Jacqueline Vezzosi en divisiones inferiores fútbol masculino, Mariano Revertido en el polideportivo, y el invalorable aporte de Alberto Moreno recordándonos de dónde venimos en cada hecho histórico de nuestro Club. Con la producción general de Leo Zallio, Ivan Ludueña y Daniel Lubel, y Maximiliano Catanzano en diseño y gráfica.
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