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NO A LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS DEPORTIVAS





Nada es casualidad, ni tampoco son comentarios inocentes. Después de varios años, algunos vuelven a reflotar la idea del desembarco de las sociedades anónimas en los Clubes. Ahora lo hace un presidente de la Nación, guionado por su mentor, quien no lo pudo conseguir ni cuando fue Presidente de Boca ni cuando fue Presidente de la Nación.

Este tema empezó a instalarse hacia fines de la década infame de los ´90, durante la cual los grandes grupos económicos se quedaron con la asignatura pendiente de clavar sus colmillos en el fútbol argentino, después de haberlo hecho en las empresas públicas. Estuvieron muy cerca, pero los Hinchas no se lo permitieron. Aunque no dieron por perdida la pelea.

En Agosto del 2001, Macri, con el apoyo del presidente de San Lorenzo Fernando Miele y el gerenciador de Racing Fernando Marín, presentó su proyecto de Ley que llamó "para la reorganización del fútbol argentino", con la introducción de las sociedades anónimas deportivas, el que fue elevado a los entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, y la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich. Nada es casualidad.

Con el argumento falaz de la eficiencia y el cuidado de los fondos públicos que aporta el Gobierno Nacional, vuelven a la carga con el latiguillo de que los capitales privados son los únicos que están en condiciones de manejar un negocio multimillonario como es el fútbol en la actualidad. Y es que esa es la única parte de los Clubes que les interesa: manejar la plata y desentenderse de centenarios años de historia, cultura y pasión. Los Clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro cuyos dueños son sus socios que aportan su cuota y no dependen de aportes estatales, como más de un pícaro quiere hacer creer.

Otras de las grandes mentiras que nos quieren vender es que lo más democrático es “que los Socios decidan”. Nada más antidemocrático que una Sociedad Anónima Deportiva. Hay que recordar que los clubes que se rigen con esta forma jurídica no tienen elecciones. Una vez que el grupo inversor adquiere el club, puede hacer lo que tenga ganas sin dar ningún tipo de explicaciones a sus socios: Modificar sede, colores, escudo, entre otras cosas. Básicamente, porque en lugar de “Socios” de un club, pasaríamos a ser “clientes” de una empresa. ¿El dueño de Banco Macro tiene que preguntarle a sus clientes si quiere cambiarle el logo a su empresa? La identidad de cualquier Club puede ser destruída según los caprichos del jeque que lo compre.

Nada impide que, quienes se lo propongan, formen nuevos Clubes bajo el manto de una sociedad anónima y cumplan con cada uno de los pasos necesarios hasta llegar a la categoría superior. Es una inversión económica de riesgo como cualquier otra. Lo que no puede permitirse es que detrás de una fachada modernizadora, escondan la verdadera intención de quedarse con entidades centenarias, construidas durante generaciones sobre la base de la solidaridad y el amor a su gente. Se vuelcan a los Clubes sin sentimiento ni pertenencia, porque los consideran marcas ya instaladas y sólo buscan su explotación comercial. Quieren apropiarse de ellos sin riesgo, con la idea de que son una empresa “funcionando”, buscando convencer y seducir a muchos con falsas promesas de inversión y obras faraónicas. Hasta que cuando hagan mal las cosas y no les dé el beneficio deseado, dejarán Clubes quebrados a punto de su desaparición y luego buscarán otros para que su ciclo parasitario vuelva a empezar. Como ya hicieron varias veces en distintos países del mundo. Poco se difunden ejemplos como los de Parma en Italia, Rangers en Escocia, clubes alguna vez exitosos que quebraron y tuvieron que resurgir desde cero. Y otros casos peores, como el Extremadura, el Badajoz y la Unión Deportiva Salamanca en España, que con el modelo de SADs desaparecieron del mapa dejando a sus hinchas desamparados.

No vamos a permitir que esto suceda. Cada uno de nosotros es dueño de su Club, y no vamos a dejarlo en manos de mercaderes que decidan a su conveniencia reunidos en una mesa de Directorio, que hacer con la Historia de la Institución, con su Identidad, con sus colores, con sus disciplinas amateurs, con sus estadios…

En su momento dimos la pelea y la ganamos. Y la vamos a dar todas las veces que sea necesario. Porque lo que está en juego es demasiado importante y para cuando comiencen los lamentos ya va a ser tarde.

Por eso vamos a insistir con que se incluya en el Estatuto de Nuestra Institución, un artículo donde, taxativamente, se prohíba que el Club Atlético Boca Juniors, Asociación Civil sin fines de lucro, pueda ser gerenciado o, menos aún, convertido en una sociedad anónima deportiva o cualquier otra figura similar que inventen.

BOCA FUE, ES Y SERÁ UNA ASOCIACIÓN CIVIL SIN FINES DE LUCRO.

BOCA ES DE SU GENTE, QUE ES LA QUE LO HIZO GRANDE DURANTE 119 AÑOS.

BOCA ES HISTORIA, MÍSTICA E IDENTIDAD QUE NO VA A CAMBIARSE POR DINERO.

BOCA ES NUESTRO.


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